¿Una
computadora por estudiante?
Eleonora Badilla, educadora. Publicado en La Nación
11/05/08
Una oportunidad que se nos fue de la mano
Cuando en 1992 Seymour Papert
publicó su libro La máquina de los niños: repensar
la escuela en la edad de la computadora (The
Children´s Machine: Rethinking School in the Age of the Computer),
predijo que la verdadera revolución en educación tendría
lugar cuando cada niño y cada niña tuviera una computadora
en sus manos para construir su propio aprendizaje. En el 95, Nicholas
Negroponte publica Ser Digital(Being
Digital) y marca un hito en el mundo al pronosticar la ubiquidad de
las computadoras en el futuro cercano. Entre ambos (co-fundadores del Laboratorio
de Medios del Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT)
orientaron las investigaciones hacia el desarrollo de una computadora personal
de bajo costo que hiciera posible sus predicciones.
Papert, quien además de ser un visionario, es un activista, ya
para el año 2000 había contribuido a formular en el estado
de Maine el proyecto De loncheras a portátiles (From
Lunch Boxes to LapTops) que buscaba convertir a ese estado y a sus
niños, niñas y jóvenes en líderes de la revolución
digital del país del norte y del mundo. El gobernador de Maine de
entonces, Angus
King, confiaba en que, de la mano de Papert, el poseer una computadora
personal para aprender se convertiría en un derecho inalienable
de los y las estudiantes que asistían al sistema educativo. Dos
años más tarde se iniciaba en Maine De loncheras a portátiles
con la distribución masiva de 42.000 computadoras a jóvenes
de séptimo grado.
A lo largo de esos años, siguiendo de cerca el proyecto
de Maine y el desarrollo de OLPC, me preguntaba una y otra vez por qué,
estando Papert tan interesado en la epistemología,
se enfocaba en las máquinas y no en el diseño de un abordaje
pedagógico, sobre todo si se buscaba una revolución educativa.
Muchas personas en varios países del mundo notaron la carencia,
por lo que actualmente para solventar el vacío, se están
diseñando en diversas naciones y de forma simultánea, distintos
modelos pedagógicos para el uso de las computadoras personales en
educación.
Por mi parte, aunque no comprendía por qué, estaba segura
que la omisión de Papert era intencional. Creí que tal vez
un día podría preguntarle para continuar aprendiendo de su
mente brillante, pero en diciembre de 2006 un accidente en Hanói
lo dejó en coma por varias semanas y, cuando finalmente despertó,
sin posibilidades de comunicación más allá de un nivel
elemental. En parte para aliviar mi dolor por su ausencia, y en parte buscando
una respuesta, regresé a sus libros y en el primero que había
leído Desafío a la Mente (Mindstorms)
que publicó en 1980 encontré: Aunque la tecnología
juega un papel esencial en la realización de mi visón del
futuro de la educación, mi foco central no está en la máquina,
sino en la mente y particularmente en la forma en que los movimientos intelectuales
se definen a sí mismos y crecen. ¡Ah!: se definen a
sí mismos ..., o sea, se autoorganizan.
Allí estaba, si no la respuesta, por lo menos un indicio que
me ha permitido especular sobre la intencionalidad de Papert al no proponer
un abordaje pedagógico para el uso de computadoras personales en
los sistemas educativos.
Trasfigurar el sistema.
El diseñar una propuesta pedagógica para el uso de estas
máquinas significa ni más ni menos que acomodarlas (en el
sentido piagetiano) a los sistemas educativos existentes, procurando
no desequilibrarlos ni alejarlos de su zona de confort. De esta manera
las máquinas pueden ser asimiladas (por las resistencias del sistema)
hasta convertirse en más de lo mismo. Y, por supuesto, que esa no
sería una propuesta papertiana.
Papert está convencido de la necesidad de cambios radicales de
los sistemas educativos y sabe que estos al ser complejos solamente podrán
ser modificados si un evento (llamados a veces atractores
extraños) logra desequilibrarlos hasta puntos de bifurcación
que les desvíen de su zona de confort. Y en esta desviación
es donde el movimiento se define a sí mismo, crece y se autoorganiza
en busca de un nuevo equilibrio. Claro, no es posible predecir el rumbo
de esa autoorganización, no se puede controlar ni planificar: implica
riesgos enormes. Pero tal vez sea la única forma de transfigurar
el sistema.
No puedo más que especular que Papert estaba viendo la incorporación
masiva de computadoras personales en manos de estudiantes (sin una propuesta
pedagógica) como el evento que finalmente habría de movilizar
los sistemas educativos a autoorganizarse para tomar rumbos emergentes
y refrescantes, aunque no previsibles. Pero tal vez el adormecimiento prematuro
de su mente brillante o tal vez las resistencias propias de los sistemas
nos tienen hoy ante otra realidad. Las propuestas pedagógicas se
están diseñando; los proyectos de Maine y de OLPC se han
desacelerado y la oportunidad de desequilibrar los sistemas se nos fue
de las manos.
ENLACES RECOMENDADOS
Works by Seymour
Papert, Ph.D.
TED Talks
Nicholas
Negroponte: The vision behind One Laptop Per Child
Las
nuevas metáforas de la tecnología
Eleonora Badilla-Saxe, MIT Media Laboratory