En este período de vacaciones, compartimos
esta crónica de nuestro
amigo, el físico y divulgador de la ciencia,
Sergio de Régules, con ustedes.
Esperamos la disfruten.
El Dr. de Régules fue uno de los invitados
internacionales en el
VII
Congreso Nacional de Ciencias, en el que disertó sobre "Viajes
en el Tiempo"
y "la Revista
¿Cómo Ves?". Ya verán por qué causó
tanta fascinación entre los participantes.
El aburrimiento, ¿padre de la civilización?
Sergio de Régules
Ruiz-Funes
Le propongo el siguiente experimento: espere a que se haga de noche
y apague las luces. Desconecte la televisión. No conteste el teléfono.
No se acerque al refrigerador. Siéntese en el piso y deje pasar
cinco horas. ¿Se aburrió? Trate de imaginarse qué
haría todo el día si de pronto se viera privado de las comodidades
de la vida moderna.
Si fuera usted un nómada primitivo luchando por mantener a raya
el espectro del hambre, probablemente estaría demasiado ocupado
cazando, pescando y recolectando para no hacer nada más, salvo procrear
pequeños nómadas y obligarlos a acabase su mamut. Pero una
vez que usted ha descubierto la agricultura y ha encontrado un bonito lugar
para establecerse ? por ejemplo, un lago con una isla donde un águila
devora una serpiente, un acogedor valle oaxaqueño o las inmediaciones
de un cenote en la planicie yucateca - , el paisaje deja de cambiar todos
los días y el tiempo empieza a pesarle en las manos. El espectro
del hambre se ha alejado para dar paso al espectro del aburrimiento.
Entonces mira el cielo y observa, quizá por primera vez en su
vida, que los puntitos de luz que se ven de noche realizan una curiosa
danza. Parece que le dan vueltas al mundo como si estuvieran fijos en una
inmensa esfera transparente. Con el tiempo descubre que cinco de esos puntitos
no se mueven con los demás, sino que van de un lado otro entre las
estrellas, muy lentamente. ¿Qué son estas estrellas errantes?
Usted se dice que deben ser importantes y les pone nombres. Para entonces
también ha observado que el Sol naciente no aparece siempre en el
mismo punto respecto a algún rasgo notable de su horizonte local,
sino que se va moviendo día con día. ¿Adónde
va? Espera pacientemente por muchos amaneceres y un día su paciencia
se ve recompensada: el Sol reduce la marcha hasta que aparece casi en el
mismo sitio durante varios días ? y luego empieza a retroceder-.
Al cabo de varias lunas vuelve a detenerse y a dar media vuelta. Es evidente
que el Sol no se va a ir a ningún lado , pero usted sigue escudriñando
el horizonte al alba por pura curiosidad. ¿Se detendrá siempre
el Sol en los mismos puntos del horizonte? Una vez que comprueba que sí,
se aprende de memoria las posiciones donde el Sol se detiene, o bien discurre
una manera de marcarlas, particularmente porque ? después de observar
varios ciclos solares- se ha dado cuenta de que la posición del
Sol al salir tiene una extraña relación con el estado del
tiempo. La temporada de lluvias empieza siempre cuando el Sol sale cerca
de aquella colina lejana. El tiempo se torna caluroso cuando el Sol se
acerca a un extremo de su vaivén, y frío cuando se
acerca al otro. El día que el Sol pasa justo por la mitad del cielo
al mediodía queda marcado por otro punto especial.
Un método especialmente eficaz para recordar las posiciones de
los puntos importantes de la salida del Sol es construir un recinto con
varias aberturas angostas orientadas hacia ellos. Dentro de muchos siglos
los arqueólogos llamarán este edificio ?observatorio?, pero
para usted y su gente es una herramienta invaluable para predecir fenómenos
naturales. Y por supuesto, si los movimientos del Sol y de las estrellas
marchan a la par con las estaciones ? tanto que parecen causarlas -, sin
duda también deben de tener alguna influencia sobre las vidas humanas.
El observatorio se conviertes así en un instrumento para la adivinación.
Entre tanto, usted se empieza a interesar por la medición del
tiempo: cuenta cuántos días transcurren entre dos fechas
en que el Sol se detiene, cuántos días tarda el Sol en completar
una ida y vuelta entre sus posiciones extremas, cuántos días
duran una lunación, cuánto tiempo tardan las estrellas errantes
en regresar a la misma posición. Y empieza a comparar estos períodos.
Para entonces, siglos después de haber dejado de ser nómada,
usted ha descubierto la agricultura e inventado la astronomía, las
matemáticas, la astrología y la religión.
¿Qué hacen, pues, las personas cuando, después
de miles de miles de años de ir de un lado a otro viviendo de la
caza, la pesca y la recolección, por fin descubren la agricultura
y se establecen? Primero se aburren. Luego miran al cielo e inventan
la civilización.
Tomado de ¡Qué científica
es la ciencia! "El Sol muerto de risa" y otras crónicas (México,
Paidós, 2005), pp. 20-22. Reproducido con autorización de
los editores.