El método científico

Alejandra León Castellá
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MUCHOS CAMINOS

No hay una única manera de hacer ciencia. Muchos investigadores realizaron grandes descubrimientos al enfocarse en anomalías, fenómenos o casos raros, en el curso de una investigación. Siguieron sus “corazonadas” y, después de un cuidadoso trabajo, escudriñaron grandes misterios, algunos de utilidad inmediata para la humanidad, otros más teóricos, que impulsaron el conocimiento general. Para hacerlo, enfrentaron sus errores y perfeccionaron sus métodos y técnicas, trabajando individualmente y en grupos.

Por lo anterior, la secuencia de pasos sugerida aquí no debe verse como una “camisa de fuerza”. Por ejemplo, una persona puede iniciar una investigación a partir de una reflexión con otras personas (paso 7), en la que se genera una pregunta guía (paso 2) o una hipótesis que interesa (paso 3), luego pasa a observar y busca patrones (paso 1), recoge algunos datos (paso 4) y realiza unos experimentos o modelos (paso 8). Entonces tiene suficiente información como para PLANIFICAR una investigación (paso 3). Podría realizar más experimentos, modelos (paso 8) u observaciones (paso 1); organizar la información obtenida (paso 6), buscar otras fuentes confiables sobre el tema (paso 5), sintetizar y extrapolar sus resultados, para encontrar los límites en los que es aplicable (paso 9), y concluir comunicando la investigación a otros (paso 10).

Idealmente, en este proceso, las personas simplifican y profundizan, repiten pruebas y buscan consistencia en los resultados. De esta manera, identifican los principios básicos que respaldan su descubrimiento o lo contradicen. Podría ser que al final, decidan investigar otra de las preguntas que surgieron en el proceso e iniciar una nueva espiral de búsqueda (paso 1).

Frank Openheimer, creador del Exploratorium, un revolucionario museo de ciencia, arte y percepción en San Francisco, decía:

“No importa si otra persona ha hecho el mismo descubrimiento. Lo que una persona descubre por si misma …lo incorpora como suyo”. Y posiblemente no lo olvidará.

 

Atrapados en la eternidad —el pasado que se desaparece y el futuro incierto— nunca cesamos de buscar nuestra brújula y nuestro sentido de dirección. Todos somos buscadores. Todos queremos saber por qué. El ser humano es un animal preguntón... y mientras los resultados de la respuesta pueden separarnos y hacer que olvidemos nuestra humanidad, es la búsqueda que nos continúa acercando y juntando... es lo que nos hace y nos mantiene a nosotros, humanos.

D. Boorstin, Museólogo

 

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